¡QUE BUEN IDIOMA EL MÍO!

Hace ya un año escribí un artículo que fue publicado en la revista Gaceta Judicial, en el que hablaba sobre la necesidad de utilizar el idioma español en los contratos firmados en la República Dominicana, siendo este el idioma oficial del país, tal como lo dispone nuestra Constitución en su artículo 29.

En esa publicación decía que el uso de otro idioma diferente al español en la identificación y descripción de los bienes y servicios que se comercializan iba más allá de sentimientos nacionalistas o de defensa del idioma español, pues esto podría provocar la nulidad de los contratos, por no decir que puede poner en peligro la seguridad y la salud de sus usuarios.

Explicaba que en el caso de los contratos firmados entre proveedores y consumidores la obligación de utilizar el idioma español es de orden público de dirección, garantiza el derecho a la información, la libertad contractual, y a la larga, favorece el desarrollo económico; siendo así, no puede ser derogada por las partes, tal como se desprende de la ley de protección al consumidor número 358-05 y la ley general de salud número 42-01. ¿Se podría decir que esto es una violación al derecho a la libre circulación de bienes y servicios?  Según la Comunidad Europea no, siempre y cuando no se impida el uso de otro idioma además del exigido por las leyes.

Por lo tanto y afortunadamente, esta protección no distingue a la minoría que habla otro idioma y ampara a todos por igual, porque si no, ¿cómo podría el proveedor saber que todos los que consuman su producto o servicio en la República Dominicana van a entender y comprender la información que él debe brindar? Algunos pueden hablar o leer o escribir dos, tres, cuatro o más idiomas, pero pensar solo en esos pocos causaría una desigualdad injustificada frente a los que hablan solo uno o hablan hasta cinco pero ninguno es el que dicho proveedor está utilizando.

También comentaba que para el caso de contratos en los que no intervienen consumidores y no se aplica una legislación especial que así lo exija, el idioma utilizado puede ser escogido libremente por las partes, quienes se presumen que están en un estado de igualdad, por lo que en mi opinión, sería muy difícil probar la existencia de un vicio del consentimiento como consecuencia del idioma utilizado para las negociaciones o redacción de dicho contrato.

Pero bien, la reseña de ese artículo en realidad me sirve para lograr mi objetivo en esta publicación, que no es otra que recordar la importancia de nuestro idioma más allá del aspecto legal. Se trata de la segunda lengua con mayor cantidad de hablantes nativos, más de 500 millones de hispanohablantes en el mundo, la lengua oficial de más de 20 países, la lengua extranjera más estudiada de los Estados Unidos, la lengua de Cervantes, García Márquez, Martí, Neruda… un idioma con historia, que nos une a muchos otros.  

No me malinterpreten, me encantan los demás idiomas, aprenderlos, hablarlos, leerlos… pero el español, qué buen idioma el mío, decía Neruda, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos, estos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas…. Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de las botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… el idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras (Neruda, Confieso que he vivido, 1974).

Sí, el problema va más allá de sentimientos nacionalistas y defensa del español, pero ¿por qué no apelar también a esos sentimientos nacionalistas?, ¿por qué no recordar la grandeza de nuestra lengua materna? ¿O es que acaso la valoración y defensa de lo nuestro no es el primer paso para forjar un mejor país?

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